¿A quién no le gustaría vivir en una casa en la que apenas se pagan facturas de calefacción, agua caliente o electricidad y al mismo tiempo gozar de calidad del aire interior y confort para las personas?
Creo que la respuesta es clara: A todos.
Para conseguir esa premisa es necesario diseñar y construir una vivienda en la que su interior sea tan hermético que no deje escapar casi nada del calor que se genera, por lo cual con muy poca energía podemos calentar todos los espacios, sin necesidad de tener que abrir las ventanas para renovar el aire instalando un sistema de ventilación mecánica de gran eficacia. En concreto, debemos diseñar y construir una casa pasiva.
Vivir en una casa pasiva supone para sus habitantes un ahorro energético entre un 60% a un 90% respecto a una vivienda tradicional.
En la vivienda pasiva el calor interior se mantiene gracias a la hermeticidad del conjunto aislante: cubierta, muros perimetrales, cimientos, puertas y ventanas, y a un sistema de ventilación mecánica que efectúa la renovación de aire respirado procedente del exterior de forma súper eficiente. La iluminación artificial es LED y supone un gasto mensual reducido pues la casa debe recibir mucha iluminación natural.
El objetivo de la casa pasiva es un sistema constructivo y de diseño fundamentado en:
1.Un diseño bioclimático.
2.Aislamiento térmico considerable en cubierta, paredes exteriores y cimientos que garanticen un edificio “termo”.
3.Ventanas y puertas de calidad.
4.Diseño constructivo que evite los puentes térmicos.
5.Hermeticidad exterior/interior.
6.Renovación de aire interior mediante recuperador de calor.
7.Control y supervisión de los gremios que participen en la obra.